Rupert Sheldrake es el bioquímico británico que postuló la hipótesis más revolucionaria de la biología contemporánea: la de la Resonancia Mórfica o Campos Morfogenéticos.

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Las mentes de todos los individuos de una especie -incluido el hombre- se encuentran conectadas y forman parte de un mismo campo. Ese campo -morfogenético- influye en las mentes de los individuos y las mentes de estos también influyen al campo. “Cada especie posee una memoria colectiva a la que contribuyen todos los miembros de la especie y a la cual conforman”, afirma Sheldrake.

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De este modo si un individuo de una especie animal aprende una nueva habilidad, les será más fácil aprenderla a todos los individuos de dicha especie, porque la habilidad “resuena” en cada uno, sin importar la distancia a la que se encuentren. Y cuantos más individuos la aprendan, tanto más fácil y rápido les resultará al resto.

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Estos campos Morfogenéticos contienen información recopilada de toda la historia y la evolución pasada, se puede aplicar al estudio del árbol genealógico. Cada familia tiene su propia memoria colectiva a la que todos sus miembros están conectados y tienen acceso.

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La transmisión intergeneracional ocurre en este campo mórfico, hay una memoria común compartida por todos los miembros del clan, hayan o no convivido en las mismas coordenadas espacio-temporales.